A este relato le tengo un "no sé qué, qué sé yo" muy especial ya que siempre me he identificado con ese personaje. Siempre batallando contra molinos de viento... Y siempre perdiendo...
Pero antes de publicar esta obra, quiero mostraros una frase con “sustancia”.
FRASES CON SUSTANCIA. La frase que he escogido hoy es la siguiente:
"Si has construido un castillo en el aire, no has perdido el tiempo, es allí donde debería estar. Ahora debes construir los cimientos debajo de él."
George Bernard Shaw
Este es mi particular homenaje a ese célebre personaje creado por un idealista romántico, soñador e iluso como yo. Quizá por eso siempre le entendí...
Lucía está que muerde, a su profesora de lenguaje no se la ha ocurrido otra cosa que imponer a "la pobre y sufridora estudiante" algo que la da verdadero espanto... ¡Ahí es ná: Leer y hacer un trabajo de "El Quijote"!
AÚN CABALGA DON QUIJOTE
En un lugar de Villaverde de cuyo nombre no solo quiero acordarme, si no que siempre recordaré, cierto día y no hace mucho de ello, una profesora de lengua y literatura me mandó leer un libro...
¡Oh Dios, “peazo adoquín” me he de meter “pa dentro”! Fue lo primero que pensé. Se trataba de... “El Quijote”.
Está bien, se me ocurre algo... “Entro en Internet y a ver que encuentro...”
Pero una persona que me conoce muy bien, me dijo: “Léelo y encontrarás que en ti hay algo de él”. Además, hija, si desde Serrat a El Mago de Oz lo han utilizado para inspirarse en sus canciones, por algo será. ¿O no?
Y tan ardua misión comencé, imbuyéndome poco a poco y página tras página, en él.
Descubrí que es un canto a la imaginación. Nos hace ver que en la vida también se necesita tener una dosis de fantasía y que cada uno de nosotros debería de intentar buscar “su” Santo Grial; tal y como hacían los caballeros andantes a los que D. Quijote tanto admiraba y deseaba emular.
Y lo he podido comprobar a través del cariño que su escudero Sancho le profesaba. Este hombre que representa el materialismo, sentía por su amo no solo afecto, también necesitaba el idealismo, el romanticismo, el mundo imaginario de su señor tal y como demuestra tras la muerte del caballero andante.
También creo que todos nosotros somos don Quijote o Sancho, al mismo tiempo, según la persona a la que tengamos al lado. Me refiero a que en todos nosotros existen ambos (en unos más de uno que del otro) y que según las personas a las que tratemos, sacarán de nuestro interior a uno o a otro.
A través de él he aprendido que hay que combatir por lo que deseamos, a pesar de que podamos equivocarnos y que por muy duro y difícil que sea luchar contra las injusticias - en pro de los derechos de los más débiles y los de uno mismo-, la lucha contra esos grandes “molinos de viento”, merece la pena hacerlo y que a veces - tan solo a veces - estos caen, aunque sea con la ayuda de Eolo, el dios de los vientos...
Y ahora, después de su lectura, sé por qué es la joya de nuestra literatura y al mismo tiempo una obra universal; aunque desgraciadamente cada vez haya menos “Quijotes” y más “Sanchos” en la sociedad que nos ha tocado por vivir.
Aunque yo me pregunto por qué todo el mundo ensalza la figura de D. Quijote si a la hora de la verdad, a los que se comportan como él, a los idealistas, los llaman locos, ingenuos o, sencillamente, tontos...
© Rosa María Castrillo Rodríguez