viernes, 8 de febrero de 2008

GUSI, EL GUSANO


FRASES CON SUSTANCIA. La frase que he escogido hoy es la siguiente:

"La posibilidad de realizar un sueño es lo que hace que la vida sea interesante."
Anónimo

Y ahora el cuento, espero que os guste.

GUSI, EL GUSANO

Era un bello y radiante día primaveral. El sol resplandecía en un cielo azul claro y por ello todos los habitantes de aquel hermoso prado salían de sus madrigueras y nidos. Las crías de unos y otros acaban de nacer y, al igual que ellos, en un árbol de morera un pequeño gusanito salía de un huevecillo al igual que otros muchos de su especie, pero Gusi no era como el resto de ellos: él era muy especial.

Sus hermanos se dedicaban a comer, comer y comer esas deliciosas hojas de morera sin hacer otra cosa día tras día mientras que él levantando su cabeza y abriendo enormemente sus ojos miraba a su alrededor, arriba y abajo contemplando todo lo que había, pudiendo así maravillarse al ver las hermosas flores de vistosos colores, la verde hierba sobre la tierra, los altos y majestuosos árboles y aquel pequeño riachuelo que parecía partir en dos ese bello. Desde allí también podía avistar otros animales tan diferentes a su especie como: conejos, liebres, perdices y algún que otro lince o zorro corriendo tras ellas. Al mirar arriba vislumbraba blancas nubes en el cielo y surcando éste numerosas y diferentes aves a las cuales contemplaba volar como hipnotizado a pesar de que dentro de él su instinto le dijese que esos animales no eran de fiar y mejor no ser descubierto por ellos… Gusi, precisamente por ese afán de querer saber, comenzó a hacerse preguntas puesto que pensaba que comer no debía de ser lo único importante de su vida. Esas inquietudes que tenía eran las que le hacían ser diferente al resto de los gusanos.

Pasaron unos días y el pequeño gusano observó que algunos animales que habían nacido con una fisonomía nada parecida a la de sus padres, al pasar el tiempo cada vez se hacían más semejantes a ellos y por eso comenzó a preguntarse si a él le ocurriría lo mismo. Gusi y el resto de los gusanos no conocían a sus padres y por tanto no sabían si de adultos seguirían siendo así o por el contrario cambiarían de aspecto aunque a los otros la respuesta parecía no inquietarles entre otras cosas porque ni siquiera se formulaban esa pregunta. A Gusi, sin embargo y mientras se alimentaba con las hojas de morera esa interrogante no cesaba de darle vueltas y vueltas en su cabeza, tanto que llegó a obsesionarse con ella. ¿Como seré de mayor?, ¿seré siempre un gusano?

A veces esa inquietud quedaba relegada en el olvido mientras veía como las lindas mariposas con sus brillantes colores volaban y se posaban en unas bellas rosas silvestres, sus flores favoritas, para libar su sabroso néctar. El gusanito se quedaba fascinado tanto con unas como con otras. El olor de las rosas le embriagaban. ¡Qué suerte tenían esos animales! ¡Qué maravillosos eran!, pensaba Gusi.

Una mañana, Yurena, una abeja muy simpática que vivía cerca del árbol de la morera se acercó a Gusi y le preguntó por qué estaba tan pensativo y por qué no se pasaba el día comiendo tal y como hacían los otros gusanos y entonces él habló por primera vez de todas esas cosas que le bullían en la cabeza. Yurena le escuchaba con gran atención e interés y luego de haberlo hecho le dijo:

-Ahora eres gusano pero te convertirás en mariposa aunque he de decirte que hay dos tipos diferentes de esos ejemplares: diurnas y nocturas.

-¿Y qué diferencia hay?

-Pues verás, contestó la abeja, las mariposas diurnas salen durante el día, tienen bellos colores, hermosas alas y liban del néctar de las más olorosas y vistosas flores; por el contrario las mariposas nocturnas tan solo salen por la noche y su aspecto no es atractivo pues no tienen ese colorido en sus alas; además tengo oído que comen lana y tejido de esos con las que los humanos se hacen ropa para proteger su cuerpo. ¡Pobres humanos, Madre Naturaleza no les ha capacitado para que su piel les sirva de protección!, pero bueno como te iba diciendo a esa clase de mariposas se las llama polillas y por aquí se dice también que son bastante tontas porque suelen acercarse a las ciudades en busca de aventuras ya que les encanta viajar y allí, al parecer, se dejan fascinar por unas falsas luces que existen en esos lugares y cuyo brillo artificial les atrae mortalmente ya que al acercarse a ellas, mueren quemadas.

-¡Qué horror!, grito Gusi. ¿Seré yo una de ellas? Si es así nunca saldré de este prado.

-Si lo eres no podrás evitarlo porque tu instinto te lo impedirá.

Dicho esto Yurena se despidió de su amigo deseándole toda la suerte del mundo para que de mayor se convirtiese en mariposa diurna y no en polilla. Por supuesto Gusi se lo agradeció al igual que la información recibida a pesar de la gran inquietud que esta había provocado en él. ¡Uff, casi mejor no haber sabido nada!, ¿Por qué no podía ser él como los demás gusanos?, ¿por qué tenía que pensar y querer saber esas cosas en lugar de comer y comer y comer sin parar…?


¿Qué seré una hermosa mariposa, o tal vez una fea polilla? ¿Y si la abejita se equivoca y sigo siendo siempre un simple gusano¡Uy, visto lo visto casi sería lo mejor! ¡Qué miedo!, pero… ¿Cuando lo sabré?

Los días siguientes Gusi continuó con su rutina habitual que, afortunadamente, era muchísimo más variada que la de sus hermanos pero de pronto un día todo comenzó a cambiar ya que observó como algunos de los otros gusanos comenzaban a segregar una extraña sustancia y poco a poco se iban envolviendo en ella. El pobre gusanito se asustó tremendamente. Pasaron un par de días más y Gusi pudo contemplar como la mayoría de sus hermanos estaban dentro de ese extraño ovillo. Muy lentamente se acercó a uno de ellos y comenzó a hablarle. No obtuvo ninguna respuesta. Un rato más tarde su nerviosismo fue en aumento al notar que también él comenzaba a segregar esa sustancia y cuando estaba a punto de desmayarse del susto Yurena apareció por allí.

-¡Qué cara de susto tienes, Gusi!

-Yurena, ¿has visto lo que les ha ocurrido a mis hermanos?, pues ahora me está ocurriendo a mí lo mismo. ¡Voy a morir!

-¡Qué cosas tienes, mi querido amiguito! No te preocupes porque es algo natural. Lo que te está ocurriendo ahora y ya ha ocurrido a la mayoría de los otros gusanos es que estás haciendo el capullo dentro del cual y mientras duermas tu cuerpo irá transformándose hasta convertirse en mariposa o polillas, ¿recuerdas nuestra conversación?

-Sí, claro que la recuerdo Yurena.

-Pues bien, Gusi, a ese proceso se le denomina metamorfosis y en poco tiempo tendrás la ansiada respuesta a tu pertinaz pregunta.

-¿Me dolerá?

-Pues claro que no. Tienes que estar tranquilo y ahora utiliza todas tus energías para construir ese capullo de seda, amigo mío. Pronto volveremos a vernos aunque ya no serás mi Gusi, habrás cambiado mucho y eso sí, espero que para bien…

-Gracias por todo, Yurena. Hasta pronto, pues.

La abejita que tenía curiosidad por saber cómo sería su amigo una vez que saliese de aquel ovillo en el que se encontraba cada día se pasaba por allí hasta que una mañana ante sus ojos Yurena comprobó que el capullo comenzaba a rasgarse y quepocoa poco salia de él un nuevo ser. Una vez totalmente fuera Gusi desplegó sus alas para comenzar a volar y entonces escuchó la voz conocida de su amiga la abeja que decía:

-¡Cáscaras, qué bella mariposa eres Gusi!

-Hola Yurena, qué alegría encontrarte de nuevo. ¿Qué dices que soy? ¡Mariposa diurna!

-Sí y puedo asegurarte que de las más bellas.
Dicho esto Yurena y Gusi marcharon volando por fin hacia el lugar que siempre fue para aquel gusano considerado como el Paraíso: aquella hermosa rosa. Su rosa.

FIN

© Rosa María Castrillo Rodríguez