domingo, 14 de junio de 2009

IMPÁS DE ESPERA


FRASES CÉLEBRES:

"Prefiero molestar con la verdad que complacer con adulaciones."
Séneca

"El más difícil no es el primer beso sino el último."

Paul Géraldy

"No hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón."
Juan Pablo II


Y ahora sí, ahí va este breve relato.

IMPÁS DE ESPERA

Hubo un tiempo en el que ella se sintió parte activa de todo aquello pero ahora todo había cambiado parecía que su única misión consistía en esperar, esperar y esperar, siempre esperar.

Esperaba que sus hijos terminasen los estudios. Esperaba que llegase el día en que estaba citada para acudir a las consultas de los médicos. Esperaba el día diez de cada mes para ver ingresado en su cuenta bancaria – cada vez más mermada – el subsidio del paro. Esperaba la llamada de algún amigo o amiga que la sacase de la rutina. Esperaba la hora de las telenovelas para ahuyentar de su mente sus fantasmas contemplando los de esos personajes que se cuelan en los hogares a través de la pantalla y que a fuerza de verlos día tras día llegan a parecer ser no solo reales sino de la propia familia… Esperaba que llegase el sábado para ir al mercado. Esperaba que le llegase una oferta de trabajo para salir de ese agujero negro llamado paro. Esperaba la llamada de la academia para inscribirse en un curso y así ampliar su opción laboral. Esperaba que el Gobierno y la oposición acabasen con la crisis económica y social. Esperaba que la sociedad mundial se diese cuenta de que todo tenía que cambiar. Esperaba que el hombre en verdad se volviese humano y que respetase a los demás y a su entorno. Esperaba que desapareciese el egoísmo, el interés y la conveniencia que dañan tanto y a tantos y sobretodo… Esperaba el retorno de aquel a quien amaba.

Se sentaba y esperaba, como esos ancianos en las residencias que ya solo esperan la llegada de la Parca. Esperaba, esperaba y a veces recordaba que hubo un tiempo en el que no fue simplemente espectadora, una convidada de piedra en ese teatro del mundo porque hubo un tiempo en el que ella se sintió viva… Y actuaba.

© Rosa María Castrillo 2009