martes, 29 de mayo de 2007

LAS ALMAS BLANCAS

Pero antes de publicar esta obra, quiero mostraros una frase con “sustancia”.

FRASES CON SUSTANCIA. La frase que he escogido hoy es la siguiente:

"En tu relación con cualquier persona, pierdes mucho si no te tomas el tiempo necesario para comprenderla."

Rob Goldston


Y ahora si,hoy voy a editar algo muy especial que escribí hace bastante tiempo. Al principio a este relato le puse el título de “La teoría de las almas blancas” al tratarse de un compendio de reflexiones filosóficas basadas en mis dolorosas experiencias personales – como tantos otros en esta vida -, en intuiciones (soy una mujer muy intuitiva, demasiado por desgracia) y en ideas que me bullían en la cabeza hasta que, como piezas de un puzzle puede encajarlas y así escribir este relato. El caso es que ese título me pareció algo pretencioso y he preferido cambiarlo y editarlo bajo uno más sencillo, más como soy yo: “Las almas blancas”. Yo soy una de ellas. Ya comenté que soy algo “rarita”, quizá demasiado espiritual para la época en la que vivimos. Ya no estamos en la era de Acuario...

Algunos creen que vienen al mundo solo a disfrutar y que todo se les ofrece como un regalo sin que ellos den nada a cambio, quizá porque son egoístas. Otros en cambio piensan que a este “valle” se viene nada más que a sufrir y derramar lágrimas;tal vez porque son masoquistas. Yo creo que la vida es un camino hacia algún lugar y que en este camino hemos de vivir ambas situaciones, ambas experiencias como una especie de prueba a la que somos sometidos para que nuestra alma pueda pasar a nuestra muerte a otra dimensión.


LAS ALMAS BLANCAS


No, si al final voy a tener que dar la razón a los creyentes de una u otra religión. Algo me ha hecho volver a retomar unas ideas que flotan por mi cabeza desde hace casi tres meses y a resultas de... Bueno, eso no viene a cuento. Hay algo que intuyo, seguramente se tratará de un disparate, pero... ¿Creer en algo que no se ve, llámese como se llame, acaso no lo es? ¿Y matar o morir por ello? Y... ¿Acaso no es mejor pensar, cavilar por uno mismo antes que dejarse arrastrar por lo que otros decidan que es lo cierto? Más aún ¿No es preferible buscar uno mismo una explicación, una respuesta por muy loca que sea, a no buscar ninguna?

Finalmente me revelaré ante mis propias creencias (no creer) y al igual que la mayoría de los seres de mi misma especie empezaré a creer en algo y a buscarlo. Sí, porque cuando la vida deja de tener sentido (si es que alguna vez lo ha tenido) hay que encontrárselo.

He ido uniendo en mi mente unas y otras ideas, pensamientos, sentimientos, dudas y preguntas y ahora las transcribo en un papel bajo el nombre de “la teoría de las almas blancas”; aunque también podría ser denominada “la teoría de las puertas”.

Desde jovencita siempre me pregunté por qué estamos aquí, en la tierra y por qué somos diferentes al resto de los animales (concepto de alma). También por qué conocemos a las personas, por qué nos cruzamos con tanta gente a la que después no volvemos a ver ni, en la inmensa mayoría de los casos, a tener noticias. Pero es ahora, hace unos meses y a consecuencia de las últimas vivencias que he llegado a experimentar cuando me he parado a reflexionar para intentar encontrar respuesta a esas preguntas. Me di cuenta de la existencia del alma cuando me la arrebataron...

Mi teoría es la siguiente:

Supuestamente (y de alguna manera en ello me basaré) nuestras almas al nacer traen a cuestas la carga de un pecado original (a su vez esto lo enlazaría con mi teoría acerca del “darwinismo”que ya editaré otro día) que según la religión católica en cuyo seno nací – aunque después no "crecí" – queda perdonado tras el bautismo. Pues bien, retomando esta idea del pecado, yo lo transformo en una mancha oscura, negra, que abarca la totalidad del alma y que lógicamente para alcanzar el estatus que le corresponde como realmente hijos que somos de ese Dios y para poder reunirnos con El Creador, hemos de purificarla. Desde esta concepción habría diferentes tipos de alma; mejor dicho tonalidades de alma. Eso es lo que fundamenta esta teoría y lo que a continuación detallaré.

Hay personas que nacen con una gran cruz a su espalda y que ni siquiera lo saben. Vienen a esta vida a no disfrutar de ella todo lo que deberían e incluso si se me apura diría esa frase que tantas veces he escuchado: “Venir al mundo a sufrir”. Son personas que nacen y viven para perfeccionarse como almas, para alcanzar el estadio siguiente del espíritu como todos los que estamos en este espacio y tiempo; ahora bien esas personas proceden de anteriores espacios y tiempos en los cuales no han sido capaces de "limpiarse" todo lo debido. Según esta teoría, lógicamente, todos hemos de pasar por estas fases ciclícas hasta completar el ciclo cósmico y si en los diferentes ciclos hemos conseguido que esa negra mancha desaparezca en su totalidad (los santos por ejemplo lo han conseguido en el ciclo vital que han vivido en la tierra) podremos formar parte del Creador, pero no todos lo conseguirán. Habrá algunas almas que no llegarán a conseguir esa meta...

Creo que hay personas que tienen el privilegio de servir a los demás: las almas blancas. El resto del mundo y me refiero lógicamente a las almas que no son blancas dan en llamarlos: “tontos”. Creo que las almas blancas están más cerca del Creador. El blanco de su color no significa que sean totalmente puras e incluso un alma blanca suele tener manchas negras de mayor a menor tamaño al nacer y esa también es su lucha: ir eliminándolas ciclo tras ciclo. Un alma totalmente purificada ha de ser transparente, sin color alguno; de tal forma que a través de ella se pudiese contemplar la falta de maldad y la grandeza del alma en sí misma.

Las almas blancas tienen la facultad de dar, de ayudar, para asimismo y mediante este “bien hacer” purificarse. Para su mejor comprensión pondré un ejemplo. Una joven que tenía que cursar un 2º de bachiller de ciencias de la salud había escogido francés como optativa ya que se veía totalmente incapaz de aprobar las matemáticas en ese curso. Una vez matriculada, recibe la llamada del jefe de estudios de su instituto diciéndola que no hay posibilidad de hacer un grupo de francés por problemas de cuadratura de horarios y que tenía que optar sin más solución por las matemáticas. Pues bien, después de que la madre de esa joven hablase con él, el jefe de estudios estuvo revisando y tratando de cuadrar los horarios hasta que dió con la solución y finalmente la joven se pudo librar de las matemáticas. El tal profesor merecería un regalo ¿o no, pues? No sé cómo será el alma de ese jefe de estudios, pero sé que ha recibido el mejor regalo que se le puede dar y que él jamás podría imaginar; el regalo ha sido la posibilidad de ayudar a otro ser humano, de hacer el bien. El verdadero regalo ha sido limpiar, “blanquear” un poco su alma, acercándola un poco mas a esa alma transparente que sería la perfección absoluta: La unión al Creador.

También contribuye a este blanqueamiento del alma, el simple hecho de contactar con el alma de las personas con las que no encontramos a diario, bien en el metro, autobús, en el mercado, en un bar... ¡qué se yo, en cualquier parte!

Una simple sonrisa, un gesto, una mirada que transmita cariño, el ayudar a subir unas bolsas de la compra a una vecina. Todas esas cosas dejan una huella, una energía positiva en el alma de la otra persona, de la receptora y también – y esta es la teoría – ayudan a “limpiar” las respectivas almas. No hace falta un gran contacto para ello. Sí, creo que por eso nos encontramos unos con otros, por eso vamos conociendo a personas que aunque en un principio pensemos que no significan nada en nuestra vida, pues sí lo hacen. Por ejemplo si una persona va sentada en el autobús y sube otra persona o bien sea anciana o embarazada o una madre con su hijo pequeño y se la cede el asiento... Sí, según esta teoría hemos contribuido a – mediante este simple hecho – tornar nuestra alma un poquito más blanca y al mismo tiempo la de la otra persona prepararla para que llegado el caso haga lo mismo y blanqueé la suya. ¿Acaso no nos sonríen esa persona a la que se cede el asiento? Es un mensaje de su alma.

A una compañera mía, no la dejaban hacer un cursillo de formación profesional, por no tener los estudios mínimos; es decir el nivel de la E.S.O., algo totalmente injusto desde mi punto de vista ya que a nuestra edad, pues sabrá Dios los motivos que esa mujer tuvo para no poder acceder a esos estudios; seguramente por problemas económicos en su familia. Es una mujer que vale mucho, y lo ha demostrado – al menos – en la práctica, aunque puede que a nivel de adquirir conocimientos tenga problemas.

Y entonces, Ana, la profesora me miró y me preguntó: “Entonces Rosa, ¿tú crees que por ser buena persona me va mejor? Y yo la contesté: “No, al contrario”. Nuestras miradas fueron más allá, sentí que traspasábamos algo y vi que me comprendió.

Y que decir de esos ángeles sin alas. Me refiero a los mal llamados “errores de la Naturaleza”. Sí, los niños nacidos con el síndrome Dowm; es decir, con un par de cromosomas más. No, no creo que sea tal error, para nada. Esos niños son sin duda los seres más próximos al Creador. De seguro que su ciclo en la Tierra será el último y pasarán a unirse al Creador sin necesidad de seguir completando su ciclo cósmico en otro espacio y tiempo. Ellos son seres inocentes, carentes de maldad y llenos de ternura y además dan a otros – las personas que les cuidan y les tratan con cariño y sin discriminar o reír – la posibilidad de limpiar sus almas para acercarse así al Creador o… alejarse aún más, según el trato que den a estas criaturas para mí, insisto, verdaderos ángeles sin alas en nuestras cotidianas vidas. Todo aquel que necesita de los cuidados de otros está dando a estos la posiblidad de blanquear su alma en su ciclo vital en el espacio y tiempo que le toca vivir aquí en la tierra. No hay que renegar de tener a familiares discapacitados a cargo de uno, o a los ancianos padres cuando ya no pueden valerse por sí mismos porque ellos están, sin saberlo, ofreciendonos el regalo más maravilloso que puede existir: cerrar el ciclo "con matrícula de honor".

A veces, muchas, se encuentran dos almas blancas y entonces surge una corriente de simpatía muy fuerte y estrecha entre ellas. Se ayudan mutuamente, es lo más bonito. Y a veces, por el contrario, un alma blanca se topa con otra alma que no es en concreto a “ella” a la que necesita y simplemente se alejan una de otra sin contacto alguno, sin siquiera una mirada (la gente que camina por las calles, por ejemplo). Doy por hecho que esa alma irá en busca de otra alma blanca que por el motivo que fuese pueda compatibilizar mejor con ella. Y otras veces, las menos encontramos un alma blanca gemela (no todas las "almas gemelas" son blancas...)que puede ser de dos tipos: de amor o de amistad. El contacto entre ellas es lo más maravilloso que puede existir y la perdida de ese contacto lo más doloroso que pueda existir ya que se siente el desfallecimiento del alma, su falta y la incapacidad del individuo para proseguir el camino hacia la verdad. Se sumerge en la más oscura tiniebla: el infierno. El infierno de vivir una existencia sin alma, sin que nada le importe a uno, sin afecto, sin nada. La ausencia del alma le convierte a uno en un zombie sin esperanza de rescatar aquello que le acercaría al sumo Hacedor, al carecer ya de la herramienta para tal menester.

¿El alma duele? Sí y duele mucho. Cuando se nos rompe el alma – y es un hecho cierto – aparte del gran dolor que hemos de sufrir, también se nos queda un vacío terrible, imposible de soportar; a veces es tan grande que puede derivar en un estado de no normalidad en la persona. ¿Por qué se puede romper el alma? Pues tal y como he dicho anteriormente cuando dos almas gemelas se encuentran, ambas se impregnan, la una de la esencia de la otra, si nada rompe esa unión anímica permanecerán unidas por y para siempre; por el contrario si algo quiebra esa unión ambas permanecerán por y para siempre incompletas ya que a cada una de ellas le faltará la parte que la otra tiene, la que depositó en el otro alma bien sea por amistad o amor (casi siempre es más por amor, al ser este el sentimiento más fuerte que el ser humano posee).

Pero las almas blancas tienen un gran problema. Son demasiado sensibles: todo les afecta. A veces ese camino que tienen que recorrer recibiendo múltiples y profundas heridas al ser traicionadas, golpeadas, rotas en tantas y tantas ocasiones se hace demasiado cuesta arriba, terriblemente duro. Hay ocasiones en las que no se supera y un alma blanca – que sufre muchísimo – se ve abocada a su propia destrucción mediante el suicidio.

Ahora bien, en ellas está a su vez y ahí radica su fuerza el poder “salvar” otras almas al lograr que como resultado de su ayuda puedan adquirir o bien ese color o bien ir quitándose el negro. Un alma blanca posee la ingenuidad de un niño y por tanto es una fácil presa para el engaño, pero eso sí y por tal motivo, si un alma blanca cierra la puerta al alma del individuo que le ha causado un mal innecesario, este individuo por más que haga contraerá una deuda anímica que no podrá solventar ya en esa vida, en este mundo y según el daño hecho y sus posteriores acciones puede que la puerta le sea cerrada al mismo tiempo en sucesivas estadios no permitiéndole alcanzar el denominado cristianamente “estado de gracia”. Pondré un ejemplo más ilustrativo:

Una amiga mía (alma blanca, desde mi perspectiva) conoció a una persona – ella es muy intuitiva – que era muy desconfiada, discutían a menudo ya que la otra persona siempre pensaba que le atacaban, en cualquier comentario “sacaba punta” y sin embargo mi amiga me decía: “¡No sé por qué no le mando a la porra y paso de él!”. Yo sí sé la respuesta. El motivo es porque esa persona (cuya alma es desconfiada y oscura) necesita ir blanqueándose y si mi amiga le cierra la puerta, habrá perdido la ocasión de avanzar y pasar de estadio. Él no es un mal individuo y desde luego con mi amiga (aunque no con la mayoría) y seguramente sin que él sepa tampoco el motivo, siempre se ha portado de manera correcta. La puerta la sigue teniendo abierta.

Sí, porque según mi teoría, a este mundo y con nuestras respectivas vidas venimos (tal y como he dicho) a purificarnos, a prepararnos para después de morir acceder a otro espacio diferente (creo que debe de haber más de un cielo, por así llamarle) en el que seguiría purificándose y así sucesivamente hasta el último estadio. La perfección, la totalidad de energía positiva en el alma o dicho de otra forma el cielo. Por el contrario y si no lo puede alcanzar iría en lugar de subiendo, bajando de estadio hasta llegar a ese denominado infierno que no sería sino el desconocimiento del ser Supremo y la negatividad total del alma, puesto que en ella ya no habría absolutamente ninguna energía positiva.

Lógicamente con esta teoría doy por hecho que no se trata de una reencarnación del individuo en sucesivos cuerpos y en sucesivas vidas dentro de este espacio nuestro denominado planeta Tierra.

Por eso creo que tanto si encontramos almas blancas o no en nuestro camino, lo mejor será procurar ayudar y hacer el bien en todo lo posible... No sea que nos cierren la puerta y no dejen sin posibilidad de llegar al ser Supremo, al conocimiento, al saber; o lo que es lo mismo para mí, al cielo...


Madrid, 30 septiembre 2005
© Rosa María Castrillo Rodríguez