sábado, 7 de julio de 2012

DE MADRE A MADRE

Relato social

DE MADRE A MADRE


Ahí estaba ella. Seis meses habían pasado desde que se iniciase aquella pesadilla. Su mirada me impresionó, parecía tan ausente. Era como si la niebla enturbiase la luz de aquellos azules iris. Balanceaba mecánicamente el cochecito de un bebé mientras veía como las personas de su barrio se acercaban, a pesar del intenso frío, a colocar velas y ramos de flores en recuerdo de su hijo. Aquel hijo que no verá crecer al bebito que ella mecía, bien fuese para que durmiese, bien fuese para que no llorase. Nunca sabré el vínculo existente entre ambos pues al verla no me atreví a preguntar, tan absorta la encontré en lo que en esos momentos estaba viviendo: el recuerdo del hijo perdido.
La vida se lo había arrebatado de una forma tan sorpresiva como dolorosa. Seguramente esa mujer jamás pudo llegar a imaginar que aquel fin de semana iba a ser el último en verle con vida.
La muerte de este joven fue un mazazo del que aún no ha logrado reponerse y puede que nunca lo haga. Me sentí muy conmovida por la historia que escuché pero aún más, si cabe, por aquellos ojos… Sí, sin duda existe el alma. Pude verla en ellos: Un alma desconsolada.
Tan solo espero, de madre a madre, que la vida y la justicia dé un poco de sosiego a esa Dolorosa del siglo XXI para que así se disipe la niebla que cubre tan bellos ojos.